Bipolaridad en la infancia

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bipolaridad-en-la-infanciaLa niñez es una etapa llena de aprendizaje, despreocupación y diversión. Sin embargo, en ocasiones las cosas maravillosas de la infancia se ven truncadas o interrumpidas por trastornos afectivos y emocionales que no son propios de esta etapa.

A pesar de que la bipolaridad es un desorden conocido comúnmente en adultos, dos expertas aseguran que también tiene presencia en la niñez. Lucy Peña, presidenta de la Fundación Dominicana de Trastorno Afectivo Bipolar, y Carmen Rodríguez, del centro Psicológicamente, explican que existen ideas y planteamientos encontrados con relación a si los infantes pueden ser o no diagnosticados con bipolaridad.

“En estudios recientes, y todavía en controversia, se habla de que sí hay bipolaridad en la infancia. Sin embargo, algunos diagnósticos errados han mirado sobre esta, confundiéndose o sobreponiéndose con conductas propias de otros diagnósticos, como son el trastorno por déficit de atención e hiperactividad, condición oposicionista desafiante, ansiedad, o síndrome de Asperger”, explica Rodríguez.

Peña entiende que acudir en busca de ayuda a tiempo puede facilitar los resultados de un diagnóstico eficaz que ayude a buscar el tratamiento oportuno, según el caso.

Señales que facilitan el diagnóstico Señales para el  diagnóstico

Sobre el trastorno de la bipolaridad hay muchas cosas qué saber, y Lucy Peña, presidenta de la Fundación Dominicana de Trastorno Afectivo Bipolar (Fundotab), y Carmen Virginia Rodríguez, del centro Psicológicamente, tienen la información necesaria. Ambas coinciden en que hay tres tipo de bipolaridad. En el primero, que es el típico, se manifiestan períodos de manía, hipomanía y depresión mixta (manía y depresión), mientras que en el típica de corta duración, se presentan los mismos síntomas del primero, pero en períodos de tiempo más cortos. En el tipo de bipolaridad severa los niños presentan irritabilidad, cambios de humor, berrinches fuertes, impulsividad e hiperactividad.

Aunque no es preciso que se vislumbren todos a la vez, entre los principales factores que encubren un diagnóstico de bipolaridad en la infancia, figuran la autoestima exagerada o sentimientos de grandiosidad, comportamientos agresivos contra sí mismo u otros, distracción e irritabilidad excesiva o inapropiada, comportamientos arriesgados o retante, ansiedad y preocupación.

También ataques de pánico, sentimientos de no querer existir, de culpabilidad o inutilidad, falta de interés por compartir y disfrutar, pobre concentración e indecisión, falta de sueño y energía, cansancio, y períodos de pobre rendimiento académico o marcados cambios en el área.

Detección

Por ser un trastorno ‘biopsicosocio-emocional’, dicen las especialistas, para detectar la existencia de un cuadro de bipolaridad infantil, es fundamental tomar en cuenta la etapa de la niñez por la cual atraviesa el pequeño, los rasgos de personalidad y el ambiente en el que se produzcan los síntomas, pues de esto dependerán la intensidad y durabilidad de los mismos, según explica Lucy Peña. Otro factor importante es la observación de los padres, pediatras y niñeras.

“Esto no quiere decir que son los responsables de que el niño padezca el trastorno, pero como son las personas que están ahí desde su nacimiento, deben estar muy atentos a sus conductas”, sostiene Rodríguez.

Diagnóstico

Como toda condición, la bipolaridad debe primero ser bien diagnosticada, puesto que de esto dependerá que la aplicación del tratamiento sea positiva.

Rodríguez explica que:  “un diagnóstico formal de bipolaridad, se hace de la adolescencia en adelante porque en el caso de los niños debemos estar bien seguros del diagnóstico, ya que hablar de medicación en infantes, y sobre todo, de psicofármacos, es delicado. Sin embargo, hay que trabajar de la mano con el psiquiatra infantil y el neurólogo para ver la necesidad o no de medicar, dependiendo de los síntomas que esté presentando”.

¿Cómo tratar el desorden?

“El tratamiento que mejor eficacia ha mostrado es la combinación de fármacos, en el caso de ser necesarios, así como psicoterapia y educación para la familia, conjuntamente a grupos de apoyo, donde personas que comparten la misma situación se retroalimentan de las experiencias”, dice Lucy. Ambas expertas entienden que es determinante ir más allá del diagnóstico para que el niño tenga mayores oportunidades de vivir una vida plena, exitosa y feliz.

¿Cómo afecta?

Cuando se trata de niños, la familia entera se ve involucrada. En el caso de la bipolaridad, las especialistas aseguran que afecta no solo a los familiares y allegados, sino a todo el que está en su entorno. Afirman que en ocasiones, por no saber qué es lo que pasa, se sienten impotentes y desconcertados, sin saber qué hacer o cómo actuar, y lleva esto a que los niños sean maltratados por ignorancia y falta de herramientas.

Según Rodríguez y Peña, las consecuencias de no tratar los síntomas, puede ocasionar que los infantes sean muy irritables e impacientes, lo que les causará muchos problemas con su alrededor. “Los episodios pueden llevarlos a pleitos constantes con los hermanos, padres, amigos, así como verse envueltos en situaciones difíciles.

FUENTE: www.listindiario.com