El cese de tabaquismo debiera ser una parte integral del tratamiento de las enfermedades mentales

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El cese de tabaquismo debiera ser una parte integral del tratamiento de las enfermedades mentalesEl tratamiento de las personas con enfermedades mentales graves finalmente está comenzando a incorporar el cese del tabaquismo1. ¿Por qué se ha tardado tanto esto? En parte, el retraso refleja las creencias ampliamente prevalecientes de que el tabaquismo es beneficioso para estos pacientes, más las inquietudes de que la suspensión del tabaquismo pueda exacerbar las enfermedades mentales subyacentes. El cambio se deriva en parte de la evidencia emergente en torno a los efectos generales de utilizar el tabaco combustible en general, y la enorme diferencia que conlleva el tabaquismo en el número de personas con trastornos de la conducta.

Pese a una disminución mundial gradual de la prevalencia del tabaquismo, el tabaco sigue siendo el asesino número 1 en el mundo (aproximadamente 5 millones de muerte por año) y en países desarrollados como Estados Unidos (540.000 muertes anuales). Así mismo, muchas personas padecen enfermedades atribuibles al tabaco como enfermedades pulmonares y cardiacas crónicas. Tan solo en Estados Unidos, esto asciende a cerca de 14 millones de individuos2. Además de los vínculos bien conocidos con el cáncer de pulmón, la cardiopatía y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, el tabaquismo también conlleva un aumento del riesgo de partos prematuros, enfermedad de Alzheimer, muchos tipos de cáncer bucofaríngeos y digestivos, cataratas y osteoporosis. Ningún otro factor de riesgo se acerca como causa de muerte y enfermedad. Dado que las personas con enfermedades mentales no sólo tienen más probabilidades de fumar sino también fuman con más frecuencia, tienen una morbilidad desproporcionada.

Las personas con problemas de salud en la conducta contribuyen con un 25% a la población adulta, pero consumen un 40% de los cigarrillos que se expenden en Estados Unidos3 . Estas personas mueren mucho antes que la población general y las estimaciones fluctúan entre ocho y 20 años de pérdida de vida4 . La mayor parte de las causas de muertes tempranas provienen de trastornos atribuibles al tabaquismo, por ejemplo, enfermedades pulmonares y cardiacas crónicas, diabetes y cáncer de pulmón. Aunque la prevalencia mundial del tabaquismo del adulto disminuyó entre 1980 y 2012 de un 41% a un 31% para los hombres, y del 11% al 6% para las mujeres, debido al crecimiento de la población, el número actual de fumadores en el mundo aumentó durante esa época de 718 millones a cerca de 966 millones.

En general, la prevalencia del tabaquismo para las personas con enfermedades mentales es dos a tres veces más alta que para la población general. Las tasas son máximas en personas con esquizofrenia y trastorno bipolar. Las disminuciones recientes en el tabaquismo en Estados Unidos no incluyeron a las personas con enfermedades mentales, quienes luego se vieron privadas de los beneficios importantes para la salud que se generan de reducir las tasas de tabaquismo.

FUENTE: www.psiquiatria.com