El suicidio

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Suicidio

El tsunami emocional por excelencia. Un gravísimo problema de salud pública al que no se le presta la atención prioritaria que merece. Las cifras siguen siendo descorazonadoras. El suicidio es el crack personal, familiar y social. El suicidio no es un hecho natural. Quitarse deliberadamente la vida no es normal. El mito del suicidio como enigma empieza a derrumbarse, una vez que conocemos a que trastornos mentales se asocia y la utilidad de las estrategias preventiva. Es muy importante desmitificar el suicidio así como las falsas creencias sobe él.

Las autopsias psicológicas realizadas (entrevistas sistemáticas y detallados registros sobre los difuntos con familiares cercanos, amigos y cuidadores de la persona que se suicidó) arrojan datos muy concluyentes. El 90% de las personas que se suicidaron tenían uno o más trastornos psiquiátricos. (Sobre todo depresión mayor o trastorno bipolar, mientras que el abuso de alcohol o drogas fue la asegunda causa más frecuente). Otras enfermedades psiquiátricas como la esquizofrenia, el trastorno límite de la personalidad y trastornos de la alimentación también tienen tasas aumentadas de suicidio.

A más gravedad del trastorno psiquiátrico más riesgo. También sabemos que prevenir el suicidio tiene que ver con el diagnostico precoz y el tratamiento adecuado de las enfermedades que lo provocan. Sabemos que determinados fármacos tienen un gran efecto anti suicida. Otro dato es que el tratamiento combinado (medicación y psicoterapia) a largo plazo es efectivo. La persona se suicida cuando no puede soportar más su sufrimiento emocional. No quieren ni pueden vivir así. La desesperanza unida a la depresión y al debilitamiento de vínculos afectivos y sociales son los ingredientes de muchas conductas suicidas. El suicidio es una solución permanente a un problema transitorio. Hoy tenemos medios muy eficaces para tratar la depresión, los trastornos bipolares o la esquizofrenia. El suicidio es prevenible aunque no todos se puedan evitar.

Por otra parte hay evidencias de que según como se trate el tema por parte de los medios sociales existe un factor contagio que hace que se produzcan suicidios adicionales debido a las conductas de imitación. Mientras la personas seamos capaces de comunicarnos será imposible eliminar el efecto contagio pero es muy importantes que los medios tengan una directrices de como tatar las noticias relacionadas con los enfermos mentales. El reto es que ellos pueden hacer mucho en la lucha por la des estigmatización de las enfermedades mentales lo que redundara en que la gente busque ayuda y en que la aceptación social sea cada vez mayor.

El suicidio no es romántico ni heroico, ni cobarde ni valiente. No está producido por una sola cauda, es los procesos de causas múltiples. No debe de aparecer en la primera página ni debe ser objeto de titulares hiperdramáticos o sensacionalistas. No hay que dar detalles sobre el método seguido. Y no hay que excluir hacer mención de que el paciente padeciera una depresión o un trastorno mental. Es bueno que los ciudadanos conozcan que los trastornos mentales no tratados o infratatados pueden matar y que es muy importante buscar ayuda.

Objetivo: Estigmatizar el suicidio. No normalizarlo. Y por supuesto seguir desestigmatizando los trastornos mentales. La colaboración responsable de la prensa es clave. Felicito al Copib y a la coordinadora Mariona Fuster por las actividades que han realizado en el Día Mundial para la Prevención del suicidio.

Recuerden: en derrota transitoria pero nunca en doma ni mucho menos en quejorrea moqueante ni lacrimógena. Como dicen en Huesca “ Sin reblar”.

FUENTE: www.mallorcadiario.com