El tutelaje es la alternativa para algunas personas con discapacidad intelectual sin familiares directos

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El tutelaje es la alternativa para algunas personas con discapacidad intelectual sin familiares directosRoberto es una persona con discapacidad intelectual pero tiene bastante autonomía. Cuando sus padres fallecieron, heredó el piso y se quedó a vivir en él. Con el paso del tiempo, se dio cuenta de que aquellos que creía que eran sus amigos no estaban mirando por su bien. Cada vez tenía menos dinero y no le gustaba estar en esa situación, de modo que buscó ayuda en los servicios sociales y un juez tomó la decisión de que entrase al amparo de una fundación tutelar.

Actualmente, Roberto vive con su novia Verónica y quiere casarse con ella. El personal y los voluntarios de la fundación le han ayudado a la hora de decidir e iniciar la convivencia, así como en cada una de las decisiones que tiene que ir tomando en su vida, ya sean laborales, médicas o económicas. Y él mismo dice: “Soy feliz”.

LAS FUNDACIONES TUTELARES AYUDAN A TOMAR DECISIONES COMO ALQUILAR O COMPRAR UNA CASA

Las personas con discapacidad intelactual son uno de los colectivos más vulnerables de nuestra sociedad. Normalmente están a cargo de sus familiares, por ejemplo los padres o los hermanos, pero existen situaciones en las que pueden llegar a encontrarse desamparados y necesitar que alguien les proteja.

Es ahí cuando aparecen las fundaciones tutelares: “Nos encargamos de prestar apoyos tutelares a personas con discapacidad intelectual, mayores de edad, mediante designación judicial”, explica la directora de la Asociación Española de Fundaciones Tutelares (AEFT), Arancha Pinar. Así, es el juez el que determina los motivos y escoge a estas entidades “como último recurso, cuando ya no tienen ningún familiar o, de tenerlo, no se considera adecuado”.

Ayuda para tomar toda clase de decisiones

Desde cosas tan básicas como contratar o dar de baja una línea telefónica, hasta decidir dónde o con quién quiere vivir esa persona, y si quiere alquilar o comprar un piso, e incluso tomar una medicación o someterse a una operación, son decisiones en las que estas fundaciones asesoran y apoyan a estos pacientes.

El objetivo es garantizar el respeto a los derechos de estas personas cuya capacidad jurídica ha sido modificada. Esto significa que cada uno es dueño de sus derechos y obligaciones, pero que existen casos en los que se necesita apoyo para realizar determinadas acciones por no ser conscientes en su totalidad de sus consecuencias.

En esa línea, los servicios que ofrecen estas entidades son de información, de pretutela –un acuerdo que la fundación realiza con la persona con discapacidad intelectual y con su familia para que cuando falte ese apoyo se lo dé la entidad- y de voluntariado tutelar. En este último caso hay que destacar la figura del voluntario, que pasa parte de su tiempo libre con una persona con discapacidad intelectual que está bajo la tutela de una asociación, contribuyendo a mejorar su calidad de vida y a fomentar su inclusión en la sociedad.

En total, son 2.200 las personas que actualmente están tuteladas por alguna de las 25 fundaciones que pertenecen a la AEFT y que están distribuidas por toda España. Y en todos los casos el objetivo es el mismo: “Mejorar la calidad de vida de este colectivo, velando porque se cumplan sus deseos y su bienestar”.

FUENTE: Estusanidad.com